Unos días antes de Nochebuena los padres compran un tió de Nadal en un puestecillo de esos donde si quieres también puedes comprar musgo para el belén, un matasuegras, una peluca lila o un gorro con forma de alce, que este año al menos es lo que está arrasando en los puestos de la Plaza Mayor. Durante los siguientes días el niño alimentará al tió a base de leche y galletas que los padres se comerán cuando el niño no mire para que piense, con toda la lógica del mundo, que las galletas se las ha comido ese tronco con ojos y boca pintados, y que además lleba una barretina en la cabeza. Pero lo mejor está por llegar: la noche de Nochebuena, después de la cena, todos los familiares rodean al cagatió, lo cubren con una manta, dan un palo enorme al niño y éste pega una paliza de campeonato al tió mientras se canta esta canción:
jueves, 20 de diciembre de 2007
Estas navidades, regale un niño
Hace unas cuantas navidades, con unas amigas a las que en plan tomatil llamaré B.I. y E.M. hablamos de negocios con futuro. Puede parecer una conversación absurda, pero siendo guionistas es algo muy práctico. B.I. quería comprarse un carrito parecido al que llevan los heladeros en las películas americanas de los 50 y vender zumos de zanahoria en la playa de la Concha, porque como allí casi nunca hace sol, el zumo ayudaría a conseguir bronceado. E.M. quería alquilar celebraciones de Navidad a turistas, es decir, enseñar a los japoneses qué es el turrón, cómo usar una zambomba, etc. A mí me parece que la mejor idea era la de B.I., pero la segunda tenía su aquel. Es más, E.M. también quería patentar un servicio de alquiler de amigos para todas esas noches en las que te apetecía ir a tomarte una cerveza y no tenías con quién.
En el fondo E.M. no iba tan desencaminada y creo que para estas fechas que se avecinan lo que hay que patentar es un servicio de alquiler de niños. Sólo con niños (y cuanto más pequeños mejor) las Navidades son esa fecha mágica y llena de ilusión que venden los anuncios. Para los adultos, la fecha mágica y llena de ilusión no es la Nochebuena ni Reyes, sino el día del sorteo de la lotería. Sin embargo la mente de los niños está formándose. Conceptos como la realidad, la lógica o el sentido común están ahí pero todavía pesan menos que las ganas de que las cosas sean como uno verdaderamente quiere. Vamos, que cualquier niño tiene la suficiente inteligencia como para darse cuenta de que ningún señor, y menos si es un anciano y tiene sobrepeso, puede regalar juguetes a los niños de todo un país, en sólo una noche. Pero el niño decide, un poco por inconsciencia y otro poco por cabezonería, que es una fantasía estupenda y que él lo que quiere es regalos y si esos regalos llegan a su casa envueltos en misterio, mucho mejor.
Esta monada es Roger (léase Rullé) Princep, el niño actor de la película que se va a llevar todos los goya este año: "El orfanato". Vi a Roger/Rullé en la tele hace poco, los periodistas fueron a entrevistarle a su clase de teatro y Roger o Rullé demostró que él también, pese a ser actor y ya medio famoso, todavía conserva esa lógica ilógica infantil. Le preguntaron qué quería ser de mayor y Roger contestó que actor o profesor de delfines, como los del zoo.
Roger es catalán y seguro que hasta hace bien poco a su casa en Nochebuena no iba Papá Noel, sino el Cagatió, o Tió de Nadal. El Cagatió es un tronco de madera al que se le pintan una cara sonriente y unos ojitos, se le plantan unas patitas de madera en la base y el conjunto se completa con una barretina. Así contado es probable que muchos no os creáis nada. Aquí va una foto:
Caga tió
ametlles i torró -almendras y turrón-
no caguis arangades -no cagues arengues-
que són massa salades -que son demasiado salados-
caga torrons -caga turrones-
que són més bons -que son más buenos-
Caga tió
ametlles i torró -almendras y turrón-
si no vols cagar -si no quieres cagar-
et donaré un cop de bastó -te daré un golpe de bastón-
¡Caga tió!
Acabada la somanta de palos los adultos apagan la luz, la vuelven a encender, levantan la manta y ¡sorpresa! los regalos están bajo la manta.
Yo al menos, después de haber presenciado el Cagatió con mis tíos y primos, ya no veo la Nochebuena igual, las cenas, por muchos langostinos que tengan, no son suficiente, quiero surrealismo y niños dispuestos a creerse lo que sea. En el Cagatió que yo vi, mi primo Guillem, que entonces sólo tenía cuatro años, pegó tal paliza al tió que saltaron astillas de él. Pero mereció la pena porque el tronquito cagó toda una granja de Famobil.
Tengáis niños cerca o no, os deprima profundamente o no, tengáis grandes planes o no, negocios de futuro tan brillantes como el mío o no, sea lo que sea, de todas formas: FELIZ NAVIDAD
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5 comentarios:
Madre mía, si es que parece que hables de una tradición Zulú o algo.
Yo vi los bichos esos el año pasado en Barcelona y descubrí (preguntando al del puestecito) la divertida tradición.
En mi casa me encuentro rodeado de 5 enanos (y enanas) de entre 7 y 2 años, por lo que unos ya empiezan a sospechar y los otros, no quieren más que flipar. Y me suele tocar el "hacerles flipar". ¿Y cómo? Ni idea.
Ya me puedo inventar algo para mañana, porque cada año me lo ponen más difícil. Los primeros bastaba con mi cuñado disfrazado diciendo HO HO HO. El último año el tema consistió en dejar los regalos en un saco en la puerta, llamar y salir pitando. A ver este, que los cabr... lindos niños estarán a la que cae, fijo.
Feliz Navidad,Esti!
Esti, Galahan... ¡Feliz Navidad!
A mi me parece bien lo de que me regalen niños, pero mejor si son mayores de edad.
¡¡Feliz Navidad!!
Feliz Navidad a todos!
Galahan, te sugiero que hagas una foto a tu cuñado disfrazado de Papá Noel y que la mandes para que participe en el concurso de fotos de bichos raros. Sin que él se entere, claro.
Ángela, los niños los regalamos en Navidad y a los niños mayores de edad (y de 25 también, que nosotras también tenemos una edad) que nos los regalen durante todo el año.
¿Qué edad? Yo tengo 19.
A ver si me van a pervertir ahora.
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