Mucho hablar del festival de Peñíscola pero no puedo olvidar que, una semana antes, nos dieron el premio del público en el
festival de Manlleu. Como somos unas vagas y casi nos coincidía con Peñíscola, de donde ya nos habían enviado los billetes, no fuimos. Pero la amiga que sí fue a recogerlo nos ha contado que la trataron de maravilla.
Volvamos a Peñíscola, que tiene muuuuuuucha miga.
Peñíscola tiene miga, y también garrofetes, unas pastas tamaño rueda que, si se repartieran por el tercer mundo acabarían fulminantemente con el hambre.
Llega el día de la proyección del corto. Vamos al centro de estudios donde iba a tener lugar y preguntamos a una azafata de la organización por la sala de proyección. Ella nos la señala y dice que cree que todavía no ha empezado, porque se ha acercado y ha oído ruidos dentro. Entramos y comprobamos que los ruidos son el sonido del primer corto. Comprobamos también que somos unas 20 personas, doce abuelos y unos cuantos jóvenes que, según van pasando los cortos, van abandonando la sala. Sin presentación, sin coloquio ni nada parecido.
Llega el quinto corto, que resulta que ni tan siguiera es una comedia. Qué raro, se les habrá colado. Acaba el corto. Encienden las luces. La gente se va. ¿Y "bichos raros"? Preguntamos a la proyeccionista que nos asegura que sí lo ha puesto y para probarlo nos enseña una fotocopia con la lista de los cortos que ella debía proyectar y donde, en último lugar, está "bichos raros". Le explicamos que acabamos de ver la peli en cuestión, y que no era "bichos raros". Ella asegura que montó los cortometrajes y que todos ellos estaban identificados. Vamos a la oficina de la organización.
Allí, después de telefonear a la proyeccionista, que dijo lo mismo que nos dijo a nosotras, telefonearon a Ficción, la productora del corto y ellos, a su vez, telefonearon al festival anterior, donde parece ser que sucedió la equivocación. Nos aseguran que enviarán el corto para la proyección del jueves, aunque para entonces ya no estaremos allí.
Esa noche intento ir a ver "El sentido de la vida", pero me dicen que es en Peñismar, casi al final del paseo Marítimo, ya cerca de Benicarló, que hay autobuses para ir, pero no para volver, así que paso de todo. Y cruzamos dedos para que el corto llegue a tiempo y lo puedan ver y votar.
Como traca final a este viaje tan accidentado, en el tren, de vuelta a Madrid, me levanto para salir cuando laale, muerta de risa, me dice que me vuelva a sentar y que me anude el jersey alrededor de la falda, porque se me ha roto y voy enseñando el culo por todo el vagón. Qué final tan apropiado.
Pero es un falso final. La noche del viernes llaman de la organización del festival y nos invitan a ir a la gala de clausura, ¡eso significa que hemos ganado!
Si ha sido así el festival, imaginaos la gala. Aunque habrá que esperar: TO BE CONTINUED.
PD: No me seáis tímidos y compartid vuestras experiencias en Peñíscola, en el fascinante mundo de los festivales de cortometrajes.